En un mundo donde el acoso escolar sigue siendo una preocupación para muchas familias, nuestro colegio se ha convertido en un referente en la lucha contra esta problemática. Según los últimos datos sobre acoso escolar en Madrid, un 15% de los estudiantes ha reportado situaciones de bullying en sus centros educativos. Sin embargo, en nuestro colegio, los casos de acoso son prácticamente inexistentes gracias a nuestro enfoque integral y proactivo.
Un entorno seguro para crecer.
Creemos que cada niño merece sentirse seguro, valorado y respetado, ya que creemos firmemente que cada persona es única. Por eso, hemos desarrollado un entorno donde la convivencia se trabaja día a día, no solo como una meta, sino como un valor intrínseco de nuestra comunidad educativa.
En este espacio, fomentamos que los alumnos se sientan escuchados y seguros al hablar. Sabemos que muchas veces los problemas son malentendidos que pueden resolverse escuchando y dialogando. La comunicación abierta es clave para crear un ambiente de confianza y respeto mutuo.
Protocolos que actúan con rapidez y sensibilidad.
Cuando se detecta un posible caso de acoso, activamos de inmediato un protocolo diseñado para proteger a la víctima y abordar la situación desde la raíz. Nuestro equipo trabaja con celeridad para escuchar, comprender y actuar.
El objetivo no es solo que el acosado deje de ser acosado, sino que recupere su confianza, su autoestima y su alegría. Pero nuestro compromiso va más allá: también trabajamos con los acosadores, ayudándoles a comprender el impacto de sus acciones y dándoles herramientas para cambiar.
Educar desde la empatía: todos somos responsables.
Uno de los mayores desafíos en la lucha contra el acoso escolar es la pasividad de los testigos. Estudios recientes revelan que el 50% de los estudiantes no interviene para defender a un compañero que sufre bullying.
En nuestro colegio, inculcamos desde Infantil la importancia de ayudar y defender al que lo necesita. Enseñamos a nuestros alumnos que no basta con no ser parte del problema: deben ser parte de la solución. A través de actividades prácticas, cuentos, juegos y dinámicas adaptadas a cada edad, fomentamos la empatía, la valentía y el sentido de comunidad desde los primeros años. Además, promovemos activamente la amistad y el compañerismo, recordando a los alumnos que sus compañeros son una parte esencial de su clase y de ellos mismos.
Un enfoque integral: educar en valores.
Para nosotros, no basta con poner fin al acoso. Queremos evitar que las etiquetas definan a nuestros alumnos. El presunto acosado no es solo una víctima, y el presunto acosador no es solo un agresor. Ambos son personas en proceso de formación y aprendizaje, y nuestra misión es guiarles hacia una convivencia basada en el respeto mutuo.
Por eso, implementamos talleres de educación emocional, programas de mediación y actividades que fomentan la empatía y el trabajo en equipo. Además, nuestra formación en valores católicos refuerza la importancia del perdón, la reconciliación y la responsabilidad.
Un compromiso con el presente y el futuro
Nuestra labor no termina con la resolución de un caso. Seguimos acompañando a cada alumno, fortaleciendo la convivencia y construyendo una comunidad donde todos se sientan parte de algo más grande. Porque sabemos que un entorno seguro y respetuoso no solo previene el acoso, sino que sienta las bases para que nuestros alumnos se conviertan en adultos empáticos, responsables y comprometidos con los demás.
Aquí, no solo formamos estudiantes: formamos personas.