Una experiencia educativa donde cada comida se convierte en una lección de vida.
Hay proyectos que nacen con una idea sencilla y se convierten en algo mucho más grande. El Comedor Tutorial es uno de ellos.
El curso pasado, esta iniciativa comenzó a dar sus primeros pasos, con un propósito claro: transformar el tiempo de comedor en un espacio educativo, convivencial y lleno de sentido. Porque en nuestro colegio sabemos que la educación no se detiene al sonar la última campana del aula. También se aprende en la mesa, en la conversación y en los pequeños gestos del día a día.
Este mes de noviembre, con la misma ilusión que entonces (y con un poco más de experiencia), retomamos este bonito proyecto que vuelve a llenar el comedor tutorial de risas, aprendizajes y momentos compartidos. Los primeros en estrenarlo este curso han sido los alumnos de 2.º de Primaria A, y a lo largo del trimestre irán participando todos los cursos, según el calendario previsto, para que cada grupo viva su turno y su experiencia.
Una mesa que educa
Cuando los niños entran al comedor, no solo van a comer. Se adentran en una dinámica pensada para educar la convivencia, el respeto, la gratitud y la alegría.
El encuentro comienza con una bienvenida cálida. El profesor los recibe con una sonrisa y unas palabras que preparan el ambiente. Es el momento de recordar que lo que van a compartir no es solo comida, sino tiempo y compañía.
Después llega la bendición de la mesa, un instante breve pero profundo. Los alumnos rezan juntos. Un gesto sencillo que enseña a agradecer y reconocer lo bueno de cada día.
Sigue entonces la conversación inicial, donde se habla de cómo ha ido la mañana, de lo que han aprendido, de qué han hecho el fin de semana, de temas actuales o de alguna anécdota divertida. Aquí se trabaja la escucha, la empatía y el respeto por la palabra del otro.
Durante la comida, el profesor guía con suavidad la educación en buenos modales: cómo usar los cubiertos, mantener la postura, no interrumpir, hablar en tono adecuado, dar las gracias. Porque la educación también se mide en las formas, en el modo en que uno se sienta a la mesa y trata a quienes le rodean.
Más que comer: aprender a convivir
Una vez servidos los platos, llega el momento de abrir la mente. En cada sesión se propone un tema educativo o de valores: el respeto, la generosidad, el trabajo en equipo, la importancia de cuidar la creación, o algo tan cotidiano como aprender a esperar. Los niños conversan, opinan, se escuchan y aprenden sin darse cuenta que están creciendo juntos.
Después de comer, cuando los postres ya se han terminado y las charlas se vuelven más ligeras, se incorporan juegos y dinámicas sencillas: desde el “juego del agradecimiento”, en el que cada uno dice algo por lo que se siente afortunado, hasta retos cooperativos o adivinanzas. Son momentos que refuerzan la amistad, el humor y la unión entre compañeros.
Antes de salir del comedor, el grupo dedica unos minutos a una reflexión final. Los alumnos comparten qué han aprendido o cómo se han sentido. El profesor agradece su participación y recuerda que lo más importante es seguir practicando lo aprendido fuera del comedor: en casa, en el aula y con los amigos. Y, por supuesto, no falta una despedida cordial, con la promesa de volver a encontrarse para seguir aprendiendo juntos.
Un calendario de convivencia
El Comedor Tutorial no es una actividad puntual, sino un proyecto sostenido en el tiempo. Este primer trimestre del curso 2025-2026 cuenta con un calendario organizado que permitirá que todos los cursos de Primaria, de 1º a 6º, pasen por esta experiencia educativa.
Cada semana, un grupo diferente protagoniza su sesión: unos comienzan en noviembre, otros en diciembre, y así, poco a poco, todos los alumnos tendrán su turno para compartir mesa, conversación y valores.
Más allá de la logística, lo importante es el espíritu: cada grupo aporta su energía, sus risas y sus aprendizajes, haciendo del comedor un lugar donde la convivencia se saborea tanto como la comida.
Educar en lo cotidiano
El Comedor Tutorial es, en el fondo, una metáfora viva de nuestro modelo educativo: una educación integral, donde cada momento cuenta y cada experiencia enseña.
Comer, rezar, conversar, jugar, reflexionar… acciones tan sencillas como poderosas cuando se hacen con intención educativa. Porque los valores no se enseñan solo en clase, se transmiten en los gestos cotidianos, en el ejemplo y en el acompañamiento cercano de los profesores.
Como dijo uno de los alumnos al terminar su sesión:
“Hoy he aprendido que comer juntos también es aprender a quererse un poco más.”
Y quizá en esa frase se resume todo el sentido del proyecto: que la educación no sólo nutre la mente, sino también el corazón.
Colegio Juan Pablo II de Parla
Formando personas, educando corazones.