El cardenal de la diócesis de Madrid, D. Carlos Osoro, aprovechó su visita al colegio Juan Pablo II de Guadarrama para lanzar a los educadores católicos valiosos mensajes que, por su interés, reproducimos a continuación.

Es entendible que, dada la relevancia de su misión en el seno de la Iglesia española, las biografías que de Osoro nos ofrece la red, se centren fundamente en su quehacer sacerdotal –vocación tempranísima, tal y como confesó a los escolares de Infantil-.

Tal vez por ello, pase desapercibida su otra vocación, la enseñanza, de la que, sin embargo, hizo gala casi desde el primer minuto en el encuentro con alumnos y profesores que tuvo lugar el pasado viernes, 3 de noviembre en el colegio Juan Pablo II de Guadarrama.

Apenas había cruzado el umbral del centro cuando el purpurado expresaba la “inmensa alegría” que le embarga cada vez entra en un colegio; “entrar en un aula es evocar mis tiempos de profesor”.

Del valor que otorga a esta vocación habla la consideración que le merece el aula, a la cual no dudó en definir como “un auténtico santuario”. “Frente a quienes hacen ideología con el Evangelio –insistía el cardenal en cada aula, a maestros y escolares-, los católicos debemos mostrar el rostro de Cristo”.

“El cristiano por definición ha de ser misionero, tiene que dar a conocer a Cristo -señaló Carlos Osoro en la reunión que mantuvo con profesores y representantes de padres-, de ahí que sea bueno leer el Evangelio para saber cómo formaba Jesús a sus discípulos… Con independencia de la asignatura que impartáis nunca os olvidéis de dirigir la mirada a la persona”.

El purpurado de Madrid explicitó la necesidad de contar con profesores, como los allí presentes, esto es, que hayan vivido un encuentro con Jesús, pues “sin Él no hay anuncio”. “Sin la presencia de Jesús –explicó Osoro- resulta imposible encontrar el rostro del ser humano. Tened bien presente que éste- el encuentro con Jesucristo- es un encuentro que hemos de buscar toda la vida; nuestra condición de cristianos nos exige estar en permanente conversión. Es verdad que somos sal, pero no podemos limitarnos a ser una sal sin sustancia, nuestra sal tiene que dar sabor. Y para ello tenemos que ser amigos del Señor”.

“Debemos ser cristianos en movimiento y para ello hemos de experimentar la comunión con la Iglesia. Por eso, aunque que en el seno de la Iglesia conviven sensibilidades muy diferentes, y es bueno que esto sea así, hemos de aprender a construir juntos, buscando siempre la voluntad de Dios. ¿Qué quiere el Señor de nosotros? Esta es la pregunta que tenemos que hacernos. Mientras no seamos capaces de llevar esto a término no anunciaremos a Jesucristo. Eso es comunión”.

“Salid al mundo y estad en permanente misión llevando siempre la persona de Jesús con vosotros”. Con esta magnífica exhortación concluyó Don Carlos Osoro su presencia en el colegio Juan Pablo II de Guadarrama. ¡Que Dios le bendiga!